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Producción de cine

La interactuación de la inteligencia artificial en el mundo de la creación de contenidos audiovisuales

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El ser humano es, ante todo, un esclavo de sus propios deseos y del anhelo en la construcción de una realidad que sirva a sus propios intereses. Todos queremos que el futuro moldee un mundo acorde a nuestras necesidades. Esta, fue la chispa que incendió en el sindicato de guionistas americano y produjo las protestas de los escritores de Hollywood ante la posibilidad de que la inteligencia artificial se convierta, a corto plazo, en una amenaza para su propio trabajo y, por ende, para sus propios intereses.

De nuevo, volvemos a plantear el debate sobre si es posible ponerle puertas al campo, matar las moscas a cañonazos o parar el progreso digital. Recordemos aquellos años no muy lejanos, cuando ver a alguien con un enorme teléfono móvil, levantaba las habladurías y el recelo de gran parte de la sociedad.

¿Acaso deberíamos haber detenido por ley la evolución de diferentes progresos mecánicos para salvaguardar la mano de obra tradicional? No, porque el progreso no tiene está mecánica de funcionamiento. Son las profesiones las que se adaptan a los cambios y no los cambios a las profesiones.

¿Prohibir la I.A para salvaguardar el trabajo creativo de la industria audiovisual?

La llegada de la inteligencia artificial a nuestras vidas está aquí para quedarse y, nos guste o no, se aplicará en todas las artes, en casi todas las profesiones y en una enorme parte de nuestro tiempo y en la toma de decisiones diarias de cada ciudadano en el ámbito doméstico. En unos 10 a 15 años, todo lo que podemos hacer de manera intelectual, lo van a hacer las máquinas. Acumularán todo el conocimiento adquirido y generado por la humanidad durante millones de años, y podrán gestionarlo con una capacidad infinitamente mayor y más eficaz de lo que pensamos. Muchas carreras profesionales, tal y como lo conocemos, se volverán insignificantes y por supuesto la A.I, será capaz de crear guiones y contenidos de una calidad extraordinaria cuyos procesos serán infinitamente más rápidos que los tiempos manejados hasta ahora.

La verdadera pregunta de este fascinante e inquietante momento, es saber si el código binario de ceros y unos en el que se basa la tecnología, podrán llegar a sustituir las emociones o la intuición humana. La teoría del Valle inquietante[1], está a punto de verse reflejada en los que leamos o veamos que haya sido generado por una creación artificial. Es ahí donde en el corto y medio plazo, está el potencial del autor en los próximos años y, por tanto, el potencial creativo del humano frente a la máquina.

En un futuro más breve de los que deseamos, escribir en gran historia será competencia de la inteligencia artificial, y nosotros, representantes de la inteligencia natural, nos encargaremos de revisarla para darle un toque intuitivo y emocional que actualmente no podrá rebasar esa inteligencia artificial. Por supuesto que seguiremos creando historias a nivel humano, pero lógicamente, competiremos con el nuevo modelo e incluso llegaremos a ver en los créditos de las películas un aviso para saber si el guion fue escrito por una persona o una máquina. La acumulación de información, su análisis y proyección de una manera particular, ya no será considerado como algo valioso en el humano, pues la A.I será quien tenga la competencia para encargarse de ello.

Gracias a esta situación, se revertirán algunos procesos que en las últimas décadas habían creado una realidad profesional distinta. Seguramente, y como enorme contradicción, volverán a ganar peso específico y a convertirse en importantes todas las actividades que requieran el contacto físico para su realización, porque el conocimiento y la creatividad podrán se competencia de las máquinas.

El humanismo, las relaciones personales, la búsqueda de los procesos espirituales y filosóficos, serán curiosamente, las herramientas que no solamente no podrás ser sustituidas por la máquina inteligente, sino que, además, serán las encargadas de ser su muro de contención a la hora de controlar un posible proceso de hiperdependencia de la humanidad hacia la maquina o de que estas, conviertan su conocimiento en algo peligroso para el desarrollo sostenible, justo y no agresivo para la humanidad y para la existencia del planeta, sus recursos y su supervivencia.

En nuestra profesión, podremos fabricar máquinas que harán historias por nosotros con una naturaleza intuitiva indiscutible. Un padre o una madre, llegarán por la noche a casa y le pedirán a la inteligencia artificial que les genera y les cree una película de dos horas donde su hija sea la protagonista en un mundo repleto de fantasía, efectos especiales, mundos imaginarios y criaturas extraordinaria, y, en cuestión de minutos, tendrán una película preparada única y específicamente para ellos, de esas de las que hoy cuestan 400 millones de dólares y que se harán en cuestión de minutos a coste cero,  terminando en un producto tan profesional y tan espectacular como cualquiera de las producciones que vemos hoy en día desarrolladas con métodos convencionales durante costosos y largos procesos de producción y postproducción. Incluso es muy posible que nos den diferentes alternativas de finales o tramas que iremos eligiendo a tiempo real.

Si, la inteligencia artificial no sólo rescatará estrellas del celuloide fallecidas hace décadas, si no que se encargará de darnos las historias que le pidamos. Ya no sólo iremos a una plataforma para buscar contenidos prefabricados por la industria audiovisual, sino que será cualquier ciudadano el que pedirá la historia y la moldeará a su gusto para personalizar sus propias producciones que se generarán en tiempos ínfimos haciendo incluso a los miembros de la familia, los protagonistas de las tramas utilizando sus rasgos físicos para generar los personajes en pantalla.

Ha llegado el momento de reciclarse. Todos, guionistas, directores, técnicos, actores y productores, tenemos la responsabilidad, como seres humanos, de conocer y saber cómo podemos enfrentarnos a la toma de decisiones que hagan que la A.I, sea una herramienta aliada en nuestras pretensiones para sacar un provecho eficaz que potencie nuestro trabajo y nos haga mejores. Ha llegado la hora de entender que todo va a cambiar en el modelo de creación y producción de contenidos audiovisuales de entretenimiento.

A nivel creativo y autoral, se presentan una serie de retos interesantes con la entrada de la inteligencia artificial en nuestro universo profesional. ¿Puedo como escritor utilizar ChatGPT para el desarrollo narrativo de un guion?  ¿Y si un productor encarga a un guionista la reescritura de un guion previamente generado por IA? ¿Qué pasa con los derechos de autor cuando el material ha sido generado por una IA?

No podemos esconder la cabeza bajo tierra, meternos en la cueva de los obsoleto, resistirnos a la fuerza del progreso ni gritar rabiosos contra lo imparable. Nuestra obligación como profesionales de la creación de contenidos es conocer a fondo y estudiar todo lo que está ocurriendo con la llegada de este fascinante proceso. Nuestra responsabilidad, es saber gestionar nuestra inteligencia natural en colaboración con la artificial para crear mejores contenidos de entretenimiento más allá de nuestros temores, nuestras causas colectivistas y nuestros instintos tribales.

En resumen, gracias a la llegada de la A.I, podremos progresar en la eficacia y mejora de los contenidos y en sus tiempos de desarrollo. Pero también, se generan desafíos legales, éticos y morales respecto a un uso no responsable de la misma, y la posibilidad de utilizarla como un mero sustituto que desplace la inteligencia intuitiva y emocional de lo humano sólo para ahorrar costes, lo que tarde o temprano, haría que los contenidos pudieran carecer de una originalidad únicamente conseguida a través del misterio del funcionamiento neuronal de nuestro cerebro y la posibilidad de vivir experiencias físicas y sensoriales, gestionarlas y expresarlas desde la única, insustituible y específica capacidad que emana de la divina condición humana.

Es el momento de reciclarse.
Es el momento de ser responsables.
Es el momento de poner más que nunca en valor, la inteligencia humana.

Pd: Este texto ha sido escrito en su totalidad por quien firma arriba, no habiéndose utilizado en ningún caso la inteligencia artificial para generar este contenido y haciéndolo exclusivamente utilizando la intuición personal y el estudio adquirido respecto a este tema.

[1] Teoría que plantea la hipótesis de que cuando se producen réplicas robóticas físicas cuya apariencia estética o antropomórfica se acercan al límite de no ser distinguidas prácticamente de los rasgos reales humanos, tanto a nivel estético como de comportamiento, estas creaciones crean rechazo en los humanos, al sentir una invasión de su condición humana única que pueda ser sustituida por una maquina creada por el propio hombre.

Luis M. Ferrández es Doctor en Ciencias de la información por la universidad Complutense de Madrid. Como guionista y director es responsable de películas como “La pantalla herida”, 249, la noche en que una becaria encontró a Emiliano Revilla”, “Hemisferio” o “Clarividencia”. Ha trabajado como ayudante de dirección de varias películas además de desarrollar proyectos de cine y TV en varias productoras. Es analista de guiones con más de 50 proyectos asesorados en los últimos años. Actualmente es el coordinador del departamento de proyectos de ficción y documental en Chester Media. Compagina su carrera profesional con la docencia impartiendo formación relacionada con la cinematografía y la narrativa audiovisual.

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