El viaje de «Imade» no es solo una travesía física; es un recorrido emocional cargado de desafíos, lucha y esperanza. Esta historia de Ignacio Acconcia – residente del programa Rueda de la Academia del Cine Español con el que será su salto al largometraje de ficción, Cara Sucia – producida por Paria Films y Ayhe Productions, busca captar la atención de los miembros de la Academia de Cine como Mejor Cortometraje Documental en los Premios Goya 2025. Además, es candidata en XVII Premios Gaudí.
Una historia universal de aislamiento, adaptación y anhelo
A los 16 años, Imade dejó su hogar en Marruecos, enfrentando un peligroso viaje que lo llevó a Barcelona. Lo que hace única su historia no es solo el periplo migratorio, sino su condición de sordera, que lo sumió en un aislamiento aún más profundo. La película narra su proceso de adaptación a un mundo que le resultaba completamente inaccesible y su deseo por reunirse con su familia tras dos años sin comunicarse y cinco sin poder abrazarse.
Ignacio Acconcia, el director, describe la película como “una metáfora del aislamiento que sufren muchos migrantes”. La sordera hace único a Imade y lo moldea como individuo. Pero es a través de esa sordera como el documental explora la desconexión del migrante con su entorno y con la sociedad de acogida, una barrera que en Imade se hace más elevada”
Imade, hoy con 21 años, tiene trabajo y ha aprendido lengua de signos catalana. Catalonia Fundació Creactiva jugó un papel fundamental tanto para el joven, al que acompañaron hasta poder regularizar su situación como para el desarrollo de la narrativa cinematográfica del corto, ya que, además de apoyar económicamente la película, fue un puente esencial para la comunicación y comprensión del protagonista.
La fuerza del reencuentro: una escena clave
El momento más impactante del documental es el reencuentro entre Imade y su familia en Marruecos tras cinco años de separación. “Imade representa ese sentimiento universal de melancolía hacia el lugar original de todo migrante”, señala Acconcia. Filmada como un plano secuencia de varios minutos, esta escena captura la intensidad emocional de un momento muy esperado: “Es uno de esos momentos mágicos que solo un documental puede ofrecer”. Esta secuencia, lograda gracias a un equipo reducido técnico pero altamente comprometido, se convierte en el corazón del relato.
Producción íntima, mensaje universal
Rodado durante dos años entre Barcelona y Marruecos, Imade combina una dirección sensible con una narrativa que trasciende lo individual para hablar de los dilemas colectivos de la migración: la lucha por un futuro mejor y la melancolía de quienes dejan atrás sus raíces. Acconcia señala que su intención era abordar lo que sucede después del viaje: “Queríamos alejarnos del relato habitual de las penurias del camino y centrarnos en las emociones, los anhelos, los vínculos dejados atrás y la difícil adaptación a un mundo nuevo”
Una invitación a los miembros de la Academia
En su camino hacia los Goya, Imade busca destacar como un testimonio honesto y conmovedor sobre la resiliencia humana. Ignacio Acconcia y el equipo invitan a los académicos y académicas a descubrir esta obra que combina una narrativa potente con una propuesta visual minimalista pero profundamente impactante. Con esta candidatura, Imade no solo visibiliza las complejidades de la migración y la discapacidad, sino que da voz a quienes, como Imade, enfrentan barreras con valentía y determinación, recordándonos que detrás de cada rostro migrante hay una historia que merece ser contada.