Producción de cine
Entrevista a Alicia Albares y Paco Cavero, directores del corto candidato al Premio Goya «Esto no es Noruega»
Hoy charlamos con Alicia Albares (‘Madres de Luna’, ‘Donde caen las hojas’) y Paco Cavero (‘Verde pistacho’ , ‘Por eso no tengo hermanos’) sobre su multipremiado cortometraje «Esto no es Noruega«, recientemente seleccionado por la Academia como aspirante a ser nominado a los próximos Premios Goya en la categoría ‘Mejor Cortometraje de Ficción’.
Protagonizado por Jordi Aguilar, María Garralón, Raúl Fernández de Pablo, Estrella Olariaga y Alba Bersabé, «Esto no es Noruega» presenta con delicadeza y humor una temática tan sensible como la salud mental, explorando el tema desde una perspectiva amable y con toques de humor negro.
Una producción de Mordisco Films, Bamf Producciones, Nacho Solana, Shift Dif, Gessas Producciones, Inge Vela, Amca Producciones y Delicias Film que cuenta con distribución de YAQ Distribución.
¿Por qué decidisteis abordar el tema de la salud mental desde un enfoque humorístico?
La principal fuente de inspiración han sido nuestras propias familias. En cualquiera de ellas se dan situaciones parecidas: malentendidos, reproches, rencillas pero también hay espacio para la comprensión y el cariño. Queríamos hablar de esto, esta doble cara que tiene la esfera de lo familiar en la vida de cualquier persona.
Desde ese prisma, pensamos que la familia juega en la salud mental un papel fundamental. Para bien y para mal. La familia muchas veces provoca traumas y problemas en la infancia que deterioran nuestro estado mental de adultos pero, al mismo tiempo, es la fuente de apoyo que necesitamos para salir de ciertos estados mentales. Por eso pensamos que tratar esta paradoja desde el humor es el mejor camino para entenderlo.
«Esto no es Noruega» plantea la dificultad de cumplir la última voluntad de un ser querido ¿Cómo conectasteis esta situación con la experiencia personal de Jorge y sus desafíos emocionales?
La muerte del padre de Jorge es la gota que colma el vaso para su delicada situación personal. Por tanto, la necesidad de cumplir su última voluntad se convierte para él en un desafío personal, una forma de reforzar su propia valía y su autoestima. No deja de ser un objetivo que da sentido a su existencia en ese momento y también una oportunidad para reconectar con sus seres queridos cuando más los necesita.
La trama combina elementos de humor negro con temas sensibles ¿Hubo momentos en que sentisteis que se os podía malinterpretar?
Bueno, como guionistas y directores, somos la noche y el día. Alicia hace drama, Paco hace comedia y esta combinación de tonos nos ha funcionado muy bien siempre que hemos colaborado juntos. En esta ocasión queríamos repetir esa fórmula, por lo que pensamos que era interesante ir un paso más allá y convertir a nuestros personajes en entes poliédricos y complejos, no queríamos limitarnos al gag cómico. Sabíamos que si nuestros personajes estaban construidos de manera orgánica, sus conflictos emocionales iban a otorgar a la historia una profundidad bien integrada, que no desmereciera la comedia, sino que aportara a la historia contundencia y mensaje. Creemos que ha salido bien, porque el drama, de alguna forma, complementa al humor negro. Y el humor negro suaviza el drama.
¿De dónde surgió la idea del funeral vikingo? ¿Es solo una metáfora o representa algo más profundo en la relación de Jorge con su padre?
En realidad nos gustaba la idea del funeral vikingo por la parafernalia que conlleva. En el imaginario colectivo está esa imagen cinematográfica de la barca en llamas en el mar, todo muy épico y deslumbrante. Nos parecía que ese “espectáculo” marítimo era perfecto para ser imitado por una familia española con pocos medios y un personaje principal, como es Jorge, un tanto torpe. La comedia está servida con esos ingredientes. Y el desastre también.
¿Qué papel juega la familia en la historia, especialmente en el contexto de la salud mental?
La familia es el pilar esencial de la historia, pues es el antagonista en algunas ocasiones y al mismo tiempo, el apoyo. Jorge ha de lidiar con la desconfianza (lógica) de los suyos y al mismo tiempo son ellos los que le sostienen cuando todo se derrumba. Esa idea de la presión y al mismo tiempo, el sostén desinteresado y omnipresente que supone la familia nos parecía fundamental para construir el personaje de Jorge.
El cortometraje tiene un estilo visual y narrativo particular, con toques surrealistas. ¿Cómo contribuye este enfoque a la historia que queríais contar?
Bueno, a nosotros como cinéfilos y directores nos encanta la fantasía y el absurdo. Aunque este corto no se adscribe a este género, sí nos seduce la idea de que no todo sea realista. Por eso, a nivel de tono, nos parecía interesante utilizar formas diferentes para contar la historia: ese frisbie volador cercano al cómic o ese drakkar mal hecho que remeda a los barcos vikingos que todos conocemos. Creemos que este tono ayuda a construir la comedia.
«Esto no es Noruega» ha sido bien recibido en festivales internacionales. ¿Cuál ha sido la reacción del público ante la temática y el enfoque del cortometraje?
En general todo el mundo halaga la mezcla de comedia y drama. Y valoran el tema de la salud mental como centro de la historia, logrando que se hable de una manera más natural sobre los problemas de ansiedad que todos hemos sufrido alguna vez. Al mismo tiempo, se valora mucho la comedia y conseguir que durante esos 18 minutos, el público haya podido desconectar y pasar un buen rato.
¿Cómo fue el trabajo con el elenco, especialmente considerando que los personajes pasan por situaciones emocionales complejas, pero también absurdas?
Hemos contado con un equipo de actores y actrices maravillosos. Tuvimos la suerte (y la desgracia) de que el corto se rodara en dos tiempos, debido a una galerna que azotó Cantabria el día que rodábamos, así que pudimos trabajar con ellos de manera muy profunda sobre sus personajes. Buceamos en la biografía de cada uno y esto sirvió para crear dinámicas muy bonitas en rodaje. Se creó una atmósfera muy familiar, divertida y llena de cariño, lo que nos permitió superar el palo de tener que suspender el rodaje y aplazarlo casi un año. El equipo artístico, al igual que el técnico, estuvo al pie del cañón en las dos ocasiones, aunque perdimos a un actor en el camino, que no pudo por fechas en ese segundo rodaje. Los actores y actrices estuvieron entregados en todo momento, sabían que había que hacer un buen trabajo, pero que pasarlo bien era un objetivo también. Y eso fue lo que pasó. Este buen rollo que disfrutamos se nota en cada plano del corto. Y eso nos hace sentir orgullosos.
¿Qué opináis de la visibilización de la salud mental en el cine actual?
Creemos que está empezando a ser un tema recurrente en el cine, lo cual nos parece fundamental y necesario, porque de lo que no se habla no existe. Por tanto, es el momento de tratar el tema desde prismas diferentes, no siempre desde el drama. Mirar hacia esta problemática desde un planteamiento divertido y satírico no le resta importancia ni minimiza su lugar en nuestra opinión pública. Al contrario, pensamos que así se acerca al espectador, se abre el debate y se normalizan vivencias que mucha gente arrastra en silencio.
«Esto no es Noruega» cuenta con la participación de varias productoras y una distribución amplia. ¿Cómo lograsteis reunir este equipo?
Bueno, fue precisamente ese “rodaje interruptus” que sufrimos lo que nos llevó a tener que buscar apoyos para compensar parte del presupuesto que perdimos por culpa de los avatares climatológicos. Si no hubiera sido por esos “productores rescatadores” que aparecieron cuando más lo necesitábamos, la película ahora mismo no existiría. Ellos han hecho posible que se lleve a cabo, con su colaboración tanto económica como personal. Han sido esenciales. Junto a ellos y gracias a un elenco y a un equipo técnico entregadísimo (en un duro rodaje en Cantabria), conseguimos un resultado que superó con creces nuestras expectativas.
La película aspira a una nominación a los Premios Goya. ¿Cómo os sentís ante esta posibilidad y qué impacto creéis que podría tener para el cortometraje y su mensaje?
Es la primera vez en nuestras carreras que conseguimos llegar a esta fase, a pesar de llevar toda la vida haciendo cortos y ser unas “viejas glorias” del formato. Para nosotros llegar hasta aquí ya es un sueño largamente perseguido. Esto desde luego va a servir para que el corto sea visto en más sitios, más festivales se interesen por él y al final, llegue a más público. Y para nosotros ese es el mejor premio: que la gente lo vea, que empatice con sus personajes y se identifique con lo que estamos contando. Si hemos logrado esto y la carrera hacia el Goya lo facilita, ya estamos felices.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que os habéis tenido que enfrentar?
Pues nuestro principal problema fue climatológico. Empezamos a rodar un viernes pensando que podría llover, pero poquito. Cuál no fue nuestra sorpresa cuando el sábado amaneció con tormenta, marejada y un viento que nos impidió rodar nada, obligándonos a anular el rodaje (y a perder gran parte de la subvención que teníamos y que ya estaba gastada). Esta anulación fue un palo muy grande para todo el equipo, tanto a nivel monetario como de ánimo. Nos obligó a suspender, parar y reconstruirnos, volviendo el año siguiente con nuevos aliados, más fuerza y ganas de hacerlo realidad. Y la cosa no ha salido tan mal…
Mirando hacia el futuro, ¿os gustaría continuar explorando temas sensibles como la salud mental en sus próximos proyectos?
Bueno, creemos que construir personajes interesantes y realistas obliga a reflexionar sobre la salud mental siempre, de una u otra forma. Esto hace que las historias se hagan más profundas, más cercanas y busquen el corazón y la mente del espectador. No descartamos seguir usando la comedia para “llevar a la tierra” los problemas mentales y las dificultades familiares. De hecho, creemos que Esto no es Noruega podría ser un bonito germen para hacer un largometraje que profundizara en la historia de Jorge y su familia disfuncional.
¿Creéis que la industria del cine español valora lo suficiente al formato del cortometraje?
No, lo cierto es que queda mucho por hacer. El corto español es una rara avis a nivel internacional. Piezas que recorren los mejores festivales del mundo y que son reconocidas con prestigio y premios, pero que en nuestro propio país nadie conoce ni valora. El público no está educado para ver cortos en España, considera que son solo cantera de nuevos talentos, pero no los contempla como un formato cinematográfico en sí mismo, un territorio para experimentar y probar, para ser libres como creadores y contar mucho con muy poco.
Hace falta mucha más consciencia de público, hace falta más apoyo institucional y transformar de verdad una industria que sigue estando muy precarizada. Tenemos que valorar a nuestros cortometrajistas como lo que son: creadores sin más, no solo “futuros cineastas”. Tenemos que regularizar una tejido industrial que muchas veces funciona al margen de lo legal por falta de medios. Tenemos que lograr que los cortos sean vistos en el cine, se consuman en plataformas y se tengan en cuenta como piezas cinematográficas independientes y únicas. Queda mucho por hacer.
Finalmente, ¿Qué esperáis que el público se lleve al ver «Esto no es Noruega»?
Sobre todo, queremos arrancar una sonrisa y alguna que otra lagrimilla. Nos gustaría que la gente se sintiera identificada con las situaciones que ven, que les sirviera para reflexionar y pensar, pero siempre mientras pasan un buen rato, desconectan y se lo pasan bien. Y también, que se emocionen un poquito. Si logramos eso, el objetivo se habrá cumplido.